Se sentó en la roca más alta que encontró, se quitó las sandalias, le dolían los pies… había subido lo suficiente y se había visto en la obligación de quitarse los zapatos… nadie, ni siquiera con la habilidad que ella había desarrollado después de tantos años de haber vivido junto a ese monumental roquerio, hubiese podido hacerlo en esos zapatos.
Ya era tarde, el amanecer empezaba a asomarse, robándole los últimos respiros a la noche…
…Ojala el amanecer pudiera robarse también su dolor…
La luna se negaba a dejar de mirarse en el mar, plateando los peces que se elevaban sobre el agua. Esta vez la zona cero de la que tantas veces habían discutido, estaba asentada en su corazón destruido, otra vez, por los errores de su maldito instinto. Esta noche debía ser la noche más feliz de su vida, estaba convertida en una princesa, en ese vestido negro, todos los presentes se voltearon a verla, muchos hombres le sonrieron… pero ninguno era el que ella esperaba… su corazón se había elevado como la última bengala que fue lanzada al cielo, que se perdió en el firmamento, que hizo llover estrellas. Pero su luz duro tan poco como su ilusión… había esperado tanto tiempo este día …Dios, como he desperdiciado mi vida… su cabeza daba vueltas, desconcertada y embriagada por el champagne que aún sostenía en sus manos. Era la cuarta botella, pero sería la última, no podría levantarse por otra. Podría caer en el intento y romperse la cabeza …No pareció una mala idea… Sonrío amargamente, tenía una pequeña solución brillando en su mente, pero se sabía tan cobarde. Había luchado tanto, para hacer posible este día y él simplemente no se había presentado. El amor le había dado la espalda y se sentía tan sola. Habían hecho tantos planes, empezarían este año juntos, al dar las doce, el sería el primer abrazo… pero no llegó… A las doce, busco con la mirada a algún hombre tan desconcertado como ella, ese hombre dueño de todos sus sueños y sus esperanzas, pero al final descubrió que sólo le había mentido… Y huyó, no dio ni un solo abrazo, estuvo a punto de golpear a un hombre que la invitó a su mesa. Las luces aún estallaban en el cielo, las risas, las palabras de amor, las explosiones; todo desestabilizando su mente.
…Como dolía, saber que ese era el final…
Se puso de pie y sintió el desequilibrio provocado por tanto alcohol, subiendo y bajando por sus venas, el viento le desgarró la piel. Empezó a bajar con cuidado …no estoy tentando a mi destino, ni a mi suerte, sólo quiero sentir la brisa del mar… Llegó sin mucha dificultad, hasta esa roca plana, donde cabía justo su cuerpo tendido y sus pies podían tocar la espuma del mar furioso, el agua le salpicaba la cara …Tarde o temprano voy a morir, tarde o temprano la vida se me va a escapar… Sacó de su cartera su celular y su reproductor de música, apagó el primero, que sonaba insistentemente; encendió el segundo, se puso los fonos e hizo sonar el listado de canciones que él en todo este tiempo le había regalado.
…El alma empieza a abandonarme, con esta canción… sólo el antojo de tú dios.
Cantó en su mente, con los ojos cerrados, en una mano la botella casi vacía, en la otra su corazón roto…
Ya era tarde, el amanecer empezaba a asomarse, robándole los últimos respiros a la noche…
…Ojala el amanecer pudiera robarse también su dolor…
La luna se negaba a dejar de mirarse en el mar, plateando los peces que se elevaban sobre el agua. Esta vez la zona cero de la que tantas veces habían discutido, estaba asentada en su corazón destruido, otra vez, por los errores de su maldito instinto. Esta noche debía ser la noche más feliz de su vida, estaba convertida en una princesa, en ese vestido negro, todos los presentes se voltearon a verla, muchos hombres le sonrieron… pero ninguno era el que ella esperaba… su corazón se había elevado como la última bengala que fue lanzada al cielo, que se perdió en el firmamento, que hizo llover estrellas. Pero su luz duro tan poco como su ilusión… había esperado tanto tiempo este día …Dios, como he desperdiciado mi vida… su cabeza daba vueltas, desconcertada y embriagada por el champagne que aún sostenía en sus manos. Era la cuarta botella, pero sería la última, no podría levantarse por otra. Podría caer en el intento y romperse la cabeza …No pareció una mala idea… Sonrío amargamente, tenía una pequeña solución brillando en su mente, pero se sabía tan cobarde. Había luchado tanto, para hacer posible este día y él simplemente no se había presentado. El amor le había dado la espalda y se sentía tan sola. Habían hecho tantos planes, empezarían este año juntos, al dar las doce, el sería el primer abrazo… pero no llegó… A las doce, busco con la mirada a algún hombre tan desconcertado como ella, ese hombre dueño de todos sus sueños y sus esperanzas, pero al final descubrió que sólo le había mentido… Y huyó, no dio ni un solo abrazo, estuvo a punto de golpear a un hombre que la invitó a su mesa. Las luces aún estallaban en el cielo, las risas, las palabras de amor, las explosiones; todo desestabilizando su mente.
…Como dolía, saber que ese era el final…
Se puso de pie y sintió el desequilibrio provocado por tanto alcohol, subiendo y bajando por sus venas, el viento le desgarró la piel. Empezó a bajar con cuidado …no estoy tentando a mi destino, ni a mi suerte, sólo quiero sentir la brisa del mar… Llegó sin mucha dificultad, hasta esa roca plana, donde cabía justo su cuerpo tendido y sus pies podían tocar la espuma del mar furioso, el agua le salpicaba la cara …Tarde o temprano voy a morir, tarde o temprano la vida se me va a escapar… Sacó de su cartera su celular y su reproductor de música, apagó el primero, que sonaba insistentemente; encendió el segundo, se puso los fonos e hizo sonar el listado de canciones que él en todo este tiempo le había regalado.
…El alma empieza a abandonarme, con esta canción… sólo el antojo de tú dios.
Cantó en su mente, con los ojos cerrados, en una mano la botella casi vacía, en la otra su corazón roto…
Cielo azul respóndeme,
he de saber
por qué me diste a mí
tan triste papel.
Tanta luz no deja ver,
y tal vez
debieras darme a mí
lo que no tendré.
Mi destino cambió.
Quizás se enredó
al antojo de un Dios,
hiriendo mi corazón.
Y yo aquí hasta el final,
le soy fiel,
le doy mi vida,
donde esté,
noche y día,
y aunque sé
que mi ser jamás la alcanzará,
me da igual,
pues con sólo saber
que mañana la veré
me basta...
Sólo un Dios podría ser
tan vulgar
y a la vez tan cruel
por una mujer.
Y mi alma se cegó
sabe que jamás
podrá volver
a ver la luz del sol.
La amaré, la honraré,
sólo en sueños la tendré.
Sufriré, lloraré,
por su vida velaré.
Cuando muera moriré
4 comentarios:
what song's did he gave you?
¡SÉ QUIÉN TE REGALO ESA CANCIÓN!
tengo la canción perfecta para esa chica,
NEMBUTAL
Ella se quita la vida a diario,
no sé por qué
no se convoca a un ilustre notario
para dar fe
de que sin duda es la mayor artista
del desvivir,
no la supera ningún trapecista,
ningún fakir.
Basta que un cerdo le pegue algún chasco
sentimental,
y acto seguido ella toma del frasco
de Nembutal.
Como practica el suicidio a destajo
más pertinaz,
por la mañana antes de ir al trabajo,
voy a La Paz.
Mientras mojamos tortell con microbios
en el café
le repetimos a coro los novios:
anímate,
que la montaña a Mahoma no vaya
es lo normal,
pero a tu alcance está siempre la playa
y es casi igual.
El primer día que llega a la playa
suele pasar,
que ella persiste en tirar la toalla,
tirarse al mar.
Gracias a Dios siempre va en su socorro
algún delfín,
que nos la salva atizándole un porro,
¡ostras Pedrín!.
Si por azar le ha tocado la china
de un buen hachís
aplazará su entrevista Alfonsina
su vis a vis.
Porque -esa es otra-, es la literatura,
su otra pasión,
y cuanto más sea contra natura
su defunción
un autor tiene mucha más garra,
más interés:
todos tenemos un póster de Larra,
pues ella tres.
Virginia Woolf nos la vuelve tarumba,
y hasta un jersey
le ha tricotado a la cruz de la tumba
de Hemingway.
Pido perdón por hacer un inciso
tan funeral,
retomo el hilo de aquel paraíso
artificial,
que junto al mar le ayudó, sin embargo,
para que no
atravesara por un trago amargo
de H2O
Pero es inútil. Si se recupera,
cuando está bien
un par de días ya se considera
Matusalén.
Y agarra el coche, que aunque es un cascajo
se pone a mil,
y echa en cualquier curva por el atajo,
rompe el pretil.
Un precipicio le va cantidubi
si es eficaz
para ingresarla de nuevo en la UVI.
Vuelta a La Paz.
Y el traumatólogo le dice: Hola,
cómo te va.
Y ella musita desde la escayola:
ni fu ni fa.
Y en un arranque pueril que revela
su torpe afán
se comerá toda la mortadela
que allí les dan
Con la esperanza de alcanzar su norte
con la ilusión
de darle al mundo un penúltimo corte
de digestión.
Y dado que en cada intento de ésos
sufre un revés
van a sacarla en un libro de excesos
que hay en inglés.
Van a decir que es la mayor artista
del desvivir,
no la supera ningún trapecista,
ningún fakir.
Basta que un cerdo le pegue algún chasco
Sentimental
y acto seguido ella toma del frasco
de Nembutal.
Que se convoque a un ilustre notario
para dar fe
de que se quita la vida a diario,
no sé porqué.
Ella se quita la vida a diario,
no sé porqué.
(Javier Krahe)
te la envío por correo para que puedas tararearla...
salud
Gracias, gracias... espero la canción en mi mail... de hay a mi reproductor.
Hey!!
espero que tu "despedida" no sea literal.
Ah!! Al fin tengo el bonsai y es robado, algún día te contaré lo fácil que fue... ja ja (y lo mucho que me ha aliviado)
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