viernes, 6 de febrero de 2009

Dreaming*

Is not easy... not at all...



Nacemos sabiendo que moriremos y para mí la muerte siempre fue una extraña obsesión. Lo primero que dijo mi abuela paterna al verme fue que venía marcada por la muerte... bien, mi abuela siempre estuvo un poco loca también dijo a mis dulces 15 años, que yo era el reflejo del diablo. Si, me reí mucho. Pero hoy ya no me causa gracia.
Talvez no sea malo que de antemano sepan que siempre creí que moriría por mi propia acción. Si, es un poco extraño, nunca pensé en suicidarme, pero siempre lo soñé; mi inconsciente lo decía a gritos. Siempre agua, mi sangre y muerte. Las pastillas con las que me intoxicaron por años no surtieron efecto alguno en mí, llegue a pensar que agravaban el problema... mientras más fuerte la dosis, más real el sueño, más completo.
Hoy a mis 28 años ya cumplidos hace rato, puedo mirar a la muerte de frente y decirle que no le temo, que este es mi sueño tal y cual lo viví cada noche. Que ya morí por muchos años y esta es sólo otra oportunidad.
Lástima que el día que lo entendí todo, no tuve la brillante idea de contárselo a nadie... hoy sabrían que de verdad no fui una potencial suicida nunca, si no más bien una victima de los acontecimientos.

El sueño...

"Otra vez llego tarde y rendida de algún lugar, mal lugar que prometo por millonésima vez no volver a pisar. Vivo sola en un céntrico departamento de mi ciudad... Donde las noches son días y ni el más agudo oído podrá oír nunca; el grito ahogado de algún individuo en problemas. Resignada prendo el reproductor y pongo el CD que me ha obsesionado en los últimos 10 años. Camino en dirección al baño y voy desnudándome, marcándote el camino para que me encuentres.
Doy el agua caliente de la tina, es invierno y llueve, vuelvo en mis pasos y le subo el volumen a la radio, miró mi ropa en el piso mientras vuelvo al baño y enciendo un cigarro; sonrío... tú y yo sabemos que esto lo hago sólo por ti, por tus ojos dementes en mis pupilas.
Apago el cigarro y me meto a la tina... cierro los ojos y trato de cantar la canción que suena con desenfado desde la sala. Es la señal, ya la conoces. Tus manos frías recorren mi cuello, rápido ante mi sobresalto una se posa suave sobre mi boca pidiendo silencio. Obedezco pues esas manos son familiares y queridas. Sigues tu labor con esmero; tus manos recorriendo con suavidad y cierto temblor mi pecho, tus manos frías bajando por mi vientre... tus manos, tu silencio, tu frío, tu respiración y la música que deje de sentir. Tengo miedo, en algún lugar de mi mente algo me grita que sé lo que pasará, que mire su cara, que intente alguna marca que cuente mi verdad. Pero estoy paralizada, de pronto el agua ya no es tan tibia y sus manos no tan tiernas.
En un segundo toda la fuerza de su brazo derecho sumerge mi cabeza, su mano izquierda sigue suave entre mis piernas. Pienso en luchar contra su fuerza, pero rápido atrapa mi mano en el aire. Tiene fuerza y todo su peso sobre mí. Lo he echo mil veces antes...
Dios! me entrego otra vez.
El trabajo que sigue es como un ritual, no hay huellas, no hay marcas... sólo silencio y yo sumergida en el agua... toma un cuchillo de la cocina y pone "repeat" al CD que suena en la radio. Con su mano toma mi mano, me hace tomar el cuchillo y corta la muñeca opuesta. hace el mismo trabajo a la inversa. Me besa la boca rozando con sus manos mis labios amoratados... el cuchillo cede un poco de mi mano izquierda, pero no caerá... Desaparece, tal como llego, sin que yo pueda verlo”

El agua se tiñe de rojo, por la tina aún corre un hilo de mi sangre, no sé quien me encuentra, eso no estuvo nunca en mi sueño... sé quien lo hizo y no puedo decirlo...
No hay verdes campos de flores, no suena mi canción favorita de fondo, no río estrepitosamente.
Hace frío y esta obscuro...

Nadie pretende investigar, todos sabían que tarde o temprano esto sucedería.

lunes, 2 de febrero de 2009

Salut

NO nos dejemos en el olvido.
Te quiero, Me quiero.