sábado, 14 de abril de 2012
You
domingo, 20 de noviembre de 2011
viernes, 1 de abril de 2011
Burn!
Una piel que arde, que quema, que enloquece…
La verdad no sabría nunca en toda mi vida llamarte “amor”. Pero no pediré perdón…
“Luces hermosa” le dijo con la mirada perdida en ese cuerpo que creyó nunca volver a soñar, ese maldito vestido negro que se ajustaba tan bien a cada curva. Esos altos zapatos que le daban ese aire y movimiento inconfundible y que la hacían llegar casi hasta su mentón. La manera en que disfrutada sabiéndose deseada y admirada por más de uno de los allí presentes.
“Gracias” dijo ella desde la vergüenza y casi cayendo en la cohibición. Si alguna vez pudiera decirle cuanto odiaba ser el centro de atención, el de él. Sabía de sobra que era una mujer común, que si vistiera jeans y una polera normal, ninguno de esos hombres la miraría. Sabía que la palabra “hermosa” y ella en una misma oración era poco probable y le incomodaba.
“¿Bailamos?” preguntó él, sonriendo ante la probabilidad de poder tenerla aun cuando fuera sólo un par de minutos en sus brazos.
“¿Bebamos?, le respondió ella creyendo haber reconocido cierto deseo destellando en esos ojos tan familiares y queridos, los ojos de aquel que siempre lucho por ser su mejor amigo.
Y bebieron y hablaron, riendo, recordando, interrumpiéndose al hablar, dejando a un lado cualquier momento que pudiese ser una justificación al dolor.
“¿Un cigarro?” ofreció el mirándola de reojo mientras otra vez le llenaba el vaso con ese exquisito escoses que se empeñaba en robarles el alma y entibiarles los huesos.
Ella sonrió maliciosa a modo de respuesta y él le extendió el cigarrillo que acaba de prender y que seguía humeando en sus labios.
El contacto, el huracán, la confusión… él aferrándose a esa mano tierna y suave, que en algún instante el azar posó en su propia mano. Y alguna voz en su interior le recordó que así sería siempre, cada vez que creyera que por fin la había superado, la vida le diría que nunca podría… ella estuvo segura esta vez, eso no era un destello, era lo que siempre busco en los ojos de otro hombre, esa mirada ardiendo de deseo, envolviéndola, estremeciéndola… ese deseo del que ese otro hombre siempre huyo, ese infierno adorado en el que nunca quiso consumirse.
Y él se entregó a la esperanza, mientras ella se perdonaba por los errores que podría cometer esa noche.
“¿Bailamos?” preguntó ella con el mismo brillo en los ojos, con el que segundos atrás había aceptado un cigarrillo…
“Bailemos” respondió el mientras se ponían de pie y se aferraba a esa cintura en el camino hasta la pista.
Y el infierno se alinea, todo coincide. Esa canción eterna, llena de gemidos y deseos… esas manos firmes obligándola a moverse tan cerca de él, hombre y mujer sintiéndose en cada centímetro y el calor subiendo desde los pies, coloreando sus pálidas mejillas y esa boca quemante e imprudente en su cuello, en sus hombros y la certeza de esas manos casi en el fin de su espalda, en el límite, presionando su cuerpo contra el de él.
“¿Salgamos de aquí, por favor?” Suplicó él, con la voz como un gemido, como los de la canción que ya casi terminaba, “¿Ven conmigo?”
Y el último acorde la despertó. Le recordó que el amor era aquello que la mantenía en pie. Que aun cuando quizás ese hombre que ahora dormía nunca lo sabría, sin siquiera la certeza de que le pudiera importar… sabiendo que él nunca la desearía en esa manera.
“No” dijo mientras volvía a la mesa y se llenaba otro vaso.
jueves, 31 de marzo de 2011
viernes, 5 de marzo de 2010
FINISH!
Y la melancolía me mata...
domingo, 21 de febrero de 2010
viernes, 1 de mayo de 2009
Dream...
Me siento vivo de nuevo,
la oscuridad se aleja tras de mí.
Soy invencible
nunca me inundará la desesperación.
Me siento con fuerzas,
tengo un nuevo estado de júbilo,
un ilimitado poder,
una fijación eufórica.
Aún me cuesta pasar por ello,
parece tan absurdo sentirlo,
cuando todo lo que quiero hacer es llorar.
¿Quién podría siquiera saber que me sentí tan hundido?
Incluso cuando parezco estar bien,
sé que nunca volaré,
y cuando caiga del cielo,
¿quién estará esperándome?
¿Estarás tú esperándome?
Seis Grados de Agitación Interior: VIII. Tiempo Perdido / Gran Final
Ella viste de negro cada día,
lleva su pelo liso y sencillo,
nunca lleva maquillaje,
pero a nadie le importaría que lo hiciera.
Ella no se acuerda del ayer,
los rostros parecen deformados y extraños
pero siempre despierta,
tan sólo para darse cuenta de que ha estado ausente.
Ausencia de conciencia,
pérdida de tiempo,
un lapsus de percepción,
una pérdida de tiempo.
Deseando escapar,
ella había creado un camino para sobrevivir,
aprendió a distanciarse de sí misma,
una conducta que la mantuvo viva.
Ten fe frente a nuestra angustia humana,
ayúdanos a comprender la más profunda agitación
que toma posesión de nuestras vidas.
La vergüenza y la deshonra inquietan nuestra mente.
Haznos mantener el cuidado a aquéllos que amamos,
la bendición en nuestros corazones
y el pesar de nuestras almas.
La decepción de la fama,
la venganza bélica,
las vidas destroza.
Perdiéndose a uno mismo,
cayendo a la nada,
sintiendo cerrar los muros.
Un viaje para hallar
las respuestas que tenemos dentro
de nuestra mente ilusoria.