sábado, 14 de abril de 2012

You


There’s two days in my life that i will never forget… two crazy days…

Es un juego, peligroso y dulce… tus manos, tus besos, tu piel me han convencido…

Fue tan insistente que no pude negarme más… lo hice por tanto tiempo, que en lo que yo supongo fue una broma, le dijo a Nicole que sólo le faltaba venir a mi arrastrándose. Entonces, que más podía hacer. ¿Porqué seguir negando lo que yo también deseaba?... 
Es simple, él me atrae fuertemente, es lindo, es simpático y empezaba a convertirse en una especie de obsesión, un poco peligroso también, pero que más da… estoy sola, nada me ata a nadie y a nadie le importa mucho lo que yo haga o no en ese plano.

Pero si, sostuve una gran batalla, Deseo vs. Moral.

En fin, le dije que si, que bueno, que íbamos a salir, pero que sólo sería para bebernos aquellas cervezas a las que me invito. Sonrío para si mismo y estuve a punto de retractarme. Es que debiste ver su sonrisa… era como la de él que ya ganó todas las batallas.

Nunca me sentí tan nerviosa antes…
Llegué al pub en el que me citó 15 minutos antes, por si me arrepentía… pedí una cerveza para calmar las ansías y me encendí un cigarro. Si, lo dejé… pero necesitaba algo que me apaciguara… y deje mi imaginación perderse en los mil trecientos argumentos que necesitaba para que no pasara, lo que sabemos, podía ocurrir.

5 minutos antes de las 20 hrs. Llego él y yo que ya había construido todo un castillo de argumentos, perdí la noción del tiempo y del espacio, sólo con verlo sonreír aliviado al verme.
¿Qué tiene este hombre, que me hace débil y manejable? Me saludo con un beso en los labios. Tierno, lento, amable… como quién besa a su novia de años. Sus ojos sonrientes son un hipnotizante péndulo para mi… pensaras que perdí la cordura y tal vez estés en lo cierto. Pero cuando alguien te regala vida, no deberíamos cuestionarnos.

Bebimos, reímos, hablamos, me agradeció tantas veces por darle la oportunidad. Me tomó las manos, me abrazo a su antojo. Como quien posee, como quien se sabe dueño de…

No me emborrache, más que de él, no puedo culpar al alcohol. Lo dejé hacer, guiar… no pensé siquiera en oponer resistencia… mi nombre en sus labios suena a pasión, a ternura, a devoción.
Condujo en silencio hasta su departamento, no prendió la luz cuando entramos, sólo me beso y me desnudó. Mis piernas alrededor de su cintura, mis brazos aferrados a su cuello… me beso eternamente mientras me llevo hasta su cama. Me dejo desvestirlo, me dejo besar su dulce piel.

Es una droga… adictiva y peligrosa…