“Las cosas que nunca te diré, saben a mentira… pero siempre, al final son más reales que todo”
Otro domingo, amarillo y triste. Otro absurdo domingo tirada en mi cama. Colgué un cartel en el teléfono, que dice que el peso de mi existencia no me permite atender llamadas. Pero insiste en sonar; la ignorancia no aprendió a leer.
Vuelvo a vaciar el cenicero, por quinta vez… vuelvo a llenar el vaso. Mi mente trata de encontrar la razón o la suma de factores… pero ya no está en condiciones y el alcohol que hace torrentes en mi sangre, sólo me confunde más.
Hace tiempo que pasaron los domingos llenos de actividades, que estrujaba y estiraba al máximo y ahora sólo son el día de mi egocéntrica muerte.
Hoy ya no queda nada de esa princesa en zapatos de cristal, bailando un vals en tu palacio…
Esta soy yo, ¿A quién quiero engañar?... Esta media mujer, media dormida o media muerta, media dolida, a medio día, en pijama… tan sola y tan herida.
Me esfuerzo en descubrir a quien odio más, si a la “yo” de lunes a sábado: rodeada de gente, llena de ocupaciones y compromisos, sonriendo eternamente o a esta… sumergida en la tina, para probar si aún puedo regalarle algo de humanidad a mi cuerpo.
En fin, es otro domingo… infinito, lento, solitario y triste… Charly me confiesa al oído, que el también muere los domingos, pero los lunes siempre se siente bien. ¿Qué sea primavera o invierno, no es un factor importante?... No, no lo creo…
Otro domingo, amarillo y triste. Otro absurdo domingo tirada en mi cama. Colgué un cartel en el teléfono, que dice que el peso de mi existencia no me permite atender llamadas. Pero insiste en sonar; la ignorancia no aprendió a leer.
Vuelvo a vaciar el cenicero, por quinta vez… vuelvo a llenar el vaso. Mi mente trata de encontrar la razón o la suma de factores… pero ya no está en condiciones y el alcohol que hace torrentes en mi sangre, sólo me confunde más.
Hace tiempo que pasaron los domingos llenos de actividades, que estrujaba y estiraba al máximo y ahora sólo son el día de mi egocéntrica muerte.
Hoy ya no queda nada de esa princesa en zapatos de cristal, bailando un vals en tu palacio…
Esta soy yo, ¿A quién quiero engañar?... Esta media mujer, media dormida o media muerta, media dolida, a medio día, en pijama… tan sola y tan herida.
Me esfuerzo en descubrir a quien odio más, si a la “yo” de lunes a sábado: rodeada de gente, llena de ocupaciones y compromisos, sonriendo eternamente o a esta… sumergida en la tina, para probar si aún puedo regalarle algo de humanidad a mi cuerpo.
En fin, es otro domingo… infinito, lento, solitario y triste… Charly me confiesa al oído, que el también muere los domingos, pero los lunes siempre se siente bien. ¿Qué sea primavera o invierno, no es un factor importante?... No, no lo creo…